Estos señores dayak vivían en el último pueblo al que se podía llegar en barco. A partir de aquí había que andar. Eran grandes aficionados a la caza y uno de ellos me quiso advertir sobre los peligros de mi viaje. 'Vete con cuidado, tuan,' me dijo. 'Todo en la selva es nuestro enemigo.' Los bambús que se ven en la canoa están llenos de grasa de jabalí.